The Unguardable Tour
La gira de los Houston jazz - 06/03/19
Un día llegó a su fin la secuencia de partidos consecutivos con James Harden anotando más de 30pts. El 25 de febrero, casi como una lluvia que cae después de días de humedad acumulada, Harden anotó 28pts de local contra Atlanta y salió de la pesadilla más dulce: su racha histórica de partidos de +30pts. Fueron dos meses y medio, desde el 11 de diciembre al 25 de febrero, esas hazañas suelen empezar como combustible y terminan devorándose horas de vida, consumiendo oxígeno vital para la maratón que debe soportar el basquetbolista de la NBA. Esa noche los Rockets ganaron el partido y mejoraron su récord a 6-7 cuando Harden anota menos de 30pts (32-18 cuando mete 30pts o más).

Tuvo la última pelota en sus manos y, a diferencia de lo que hizo en un partido durante la mitad de la racha frente a Dallas, no tiró en busca de extenderla.

Más allá de ese partido de Dallas y algún otro en el que permaneció sospechosamente en cancha, no se puede decir que haya puesto el récord histórico por delante de forma deliberada; simplemente ese fue el juego de Houston, fundamentalmente durante el lapso de lesiones y estado de crisis con el que habían iniciado la temporada. La racha de 30pts o más de Harden empezó con su equipo en el medio de una tormenta con récord 13-14, en el puesto 11º del Oeste, y termina con récord 35-25 y 5º de su conferencia, a salvo de cualquier catástrofe. Un indicio rápido y contundente de que no forzó la máquina, o de que forzar la máquina es parte de la estrategia de los Rockets y no una deformidad en busca de ocupar las páginas doradas de los récords NBA, es esta insólita estadística:
Harden tiene más partidos de +50 pts (6) que de -25pts (5), lo que habla con suficiente claridad de la tendencia anotadora destructiva fuera de escala, y la naturalidad con la que enciende la máquina de encestar pelotas.

Los Houston Rockets durante esos dos largos meses fueron, más que nunca, una banda de jazz con un solista de lujo y músicos invitados. Al menos así se vio el equipo tras las lesiones de Chris Paul y Clint Capela, cuando empezó el "Unguardable tour" de James Harden. El nombre de la secuencia, elegido por la propia franquicia una vez que Harden empezó a encadenar partidos de +30pts consecutivos, remite directamente a la gira de una banda musical, y las declaraciones de Austin Rivers, llegado en enero –durante la eclosión del fenómeno- a Houston, en la nota que linkeamos abajo, enfatizan ese espíritu.

"I still only know like three or four plays," Rivers admitted in the locker room before the Denver game. "Mike [D'Antoni] just lets us go. And, obviously, James Harden. Just get the f--- out of his way. Let him do the heavy lifting."

The next day D'Antoni chuckled when he heard Rivers's explanation of Houston's system. "He's got good grasp of the offense," D'Antoni said. "He has a real good grasp."

Let Us Step Back and Appreciate James Harden

El título de la nota alude al movimiento estrella de Harden, en el que ahondaremos, Andrew Sharp es un afilado escritor de la NBA (cuac, el traductor de Google también puede hacer chistes baratos), un veterano a esta altura, que anduvo unos días de gira con la banda del Barba y sus músicos invitados, a fines de enero, cuando el "Unguardable Tour" estaba en su pico de rendimiento y ganaba la narrativa de la NBA. Los músicos invitados cambiaban casi con la misma frecuencia de las ciudades visitadas. Se sumaron Austin Rivers y Keneth Fareed en la mitad de la gira, aparecieron nombres como Danuel House Jr y Gary Clark que obligaban a rastrear su ficha en internet (los dos undrafted, uno 2º año y el otro rookie), para después desaparecer en la bruma. Lo único constante era James Harden, el prodigioso instrumentista, el show que todos querían ver. Harden promedió 43.6 pts y 8 ast en ese enero absurdo.
El solista virtuoso no paraba de demostrar sus habilidades noche a noche, mientras sus músicos invitados le hacían la base, o simplemente lo miraban, espaciados y extasiados en el parqué (podrían sostener una bebida en la mano y no cambia mucho la ecuación), realizar firuletes dificilísimos posesión tras posesión, con una consistencia inverosímil. La comparación con el jazz que hacemos en esta newletter no es del todo ociosa, el GM estrella de los Rockets, Darryl Morey, un doctorado en el MIT y pionero en la introducción de los analytics en la NBA (y por ende en el basquetbol global), ha hablado acerca de las similitudes que encuentra entre el jazz y el basquetbol, dos expresiones que lo obsesionan. Repeticiones sistemáticas, de orden matemático, que favorecen la improvisación del virtuoso sobre el entramado estadístico o la escala musical.

Las ejecuciones de Harden son complejas y muchos de sus tiros parecen malos, incluyendo a su signature shot: el step back-3pt, ¡tira más de 6 step back-3´s por partido! (el que le sigue es Luka Doncic, con 2.9 intentos de step back-3pt promedio). Sólo con este tipo de lanzamiento, su eficiencia es superior a la mejor ofensiva de la NBA, anota 1,16 por posesión cuando tira step back-3´s, mientras que los Golden State Warriors anotan 1.15 pts por posesión con su ofensiva cargada de Hall of Famers.

En esta deliciosa nota de Kirk Goldsberry, analista de la NBA y maestro del recurso estético de la infografía, se disecciona con precisión y meticulosidad el movimiento que inventó, impuso, y domina con mayor impacto James Harden (por las dudas de que no estén leyendo con atención: ¡el step back-3!). Lo examina hasta transformarlo en una obra de arte de la gráfica estadística. Incluye una gráfica que delimita por décimas de segundo la separación que va consiguiendo respecto a su defensa (en el caso estudiado es Kevin Durant, uno especialmente difícil por su longitud de extremidades), mediante la ejecución el indefendible y complejísimo movimiento.

Harden ya es el mayor encestador de triples sin asistencia de la historia de la NBA. Pero más allá de que la nota de Goldsberry es una deconstrucción fascinante y bellísima de su arma letal, reducirlo al triple sería injusto: James Harden excede largamente ese recurso. La Barba anota de todas las maneras, o de una sola manera (todo empieza en un iso o un PnR central) en mil variaciones, y lo hace hasta el hartazgo, en algunos casos –el nuestro por ejemplo- literalmente. Uno puede sentirse empachado de verlo anotar, mareado y hasta somnoliento.
Harden juega 16 isolation por partido (también conocido como "aclarado", situación de 1x1 con todo el resto abierto, en el caso de Houston directamente inmóvil), y anota 1,12 pts por posesión en esa circunstancia específica, en términos estadísticos es una ofensiva top10 en la NBA él solo. Y por supuesto es el mejor jugador en ese rubro, por volumen y eficiencia. Para compararlo rápidamente con los mejores y hacerse a la idea del efecto de la ofensiva Harden: Lebron James juega 4.2 iso por partido, y anota 0.99 por posesión en esa jugada. Kevin Durant, quien es para este humilde colectivo el mejor anotador de la historia del básquetbol, juega 4 iso por partido y anota 1.07 en esa circunstancia.
Ves el video del tuit por aquí.

Fueron 32 partidos (21-11) anotando 30pts o más, una cifra que lo ubica segundo en la historia de la NBA en ese extraño prodigio, entre Wilt Chamberlain (1º, 62 partidos), Wilt Chamberlain (3º, 30 partidos) y Wilt Chamberlain (4º, 25 juegos consecutivos).
El final de la locura encadenada arribó después del All-Star Break, Clint Capela y Chris Paul ya habían vuelto de sus respectivas lesiones y lo acompañaban en cancha, y eso refuerza la veracidad en la justificación permanente de Harden: lo hizo porque era lo que el equipo necesitaba. Repetía eso incansablemente. Es increíble pero en un momento fue todo tan raro, un espectáculo tan anormal, que tuvo que justificarse por llenarle la canasta a la NBA entera.

Ese fue uno de los efectos más inesperados del vendaval anotador de Harden. No el elogio crítico semidescalificativo de Kobe que sólo estaba hablando de él mismo, a Kobe lo conocemos y lo queremos así como es; lo raro fue la necesidad de justificar ante el mundo del basquetbol su manantial de puntos. No tenemos una explicación al respecto, pero si hubiera que arriesgar iríamos por lo más simple: la complejidad del firulete de Harden termina anestesiando nuestros sentidos y nos aburre. Un solo de batería de 40 minutos, un concierto de Jazz con un saxofonista que no para de hacer arabescos dificilísimos pero en algún punto repetitivos y cansadores. Es el síndrome "Red Panda": algo asombrosamente complejo de ejecutar que por alguna razón nuestros ojos se resisten a transmitir con efusividad.
Todos podemos cuestionar desde nuestro gusto al solista virtuoso de ejecuciones imposibles, también desde lo que creemos es la esencia del juego –un parámetro rayano en lo esotérico, de creencia individual-, incluso desde la perspectiva un poco tramposa del discurso ganador: "en playoffs eso no funciona" o "así no se sale campeón" (convengamos que al 97% de los jugadores no les alcanza para salir campeón), pero casi ninguno puede hacerlo con argumentos sólidos desde la eficiencia individual y el nivel competitivo de temporada regular. Sus registros de anotación son históricos, a la altura de las mejores temporadas de Jordan, Kobe, Jabbar, y cualquiera que no sea Chamberlain (que, convengamos, pertenece a la prehistoria del básquetbol).

Como cierre anecdótico, ¿quieren saber los números de Harden en los 3 partidos posteriores al fin de la racha? 30pts vs CHA (W), 58pts vs MIA (W), 42pts vs BOS (W)
PS: Si quieren más sobre James Harden, pueden leer la nota de Will Gottlieb: The NBA's Electric Slide.
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- De hecho, no te pierdas el especial que grabamos sobre James Harden y los Rockets.

Hasta la próxima. Consumí NBA sin moderación ✊

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